viernes, 27 de febrero de 2015

DICEN DE MI









Se dice que los gatos no tenemos emociones, apenas sentimientos, y lo que es mucho peor que somos egoístas, pensamos solo en nosotros mismos y cosas parecidas.

Todo esto lo piensan los humanos a quienes no les gustan los gatos o simplemente nunca han tenido uno cerca de ellos.

Esos suelen decir "no me gustan los gatos" y nunca han tenido ninguno en casa. ¿Como pueden saberlo?.

Cuca que es una humana entrañable a la que quiero mucho,  antes de tenerme a mi pensaba algo parecido sobre nosotros los gatos, le parecíamos egoístas y poco sociables, ahora ha cambiado de opinión absolutamente cuando me ha tenido a mi cerca de ella.

La siento tan malita, pobre, casi no se mueve y siento mucha ternura por ella.
No acabo de entender lo que le ocurre, siempre la he conocido algo torpe al caminar, usaba una especie de "andador" y a mi me encantaba ponerme delante de ella, obstaculizarle el paso, colarme por debajo de ella y de las barras del artilugio, ella se paraba, me decía palabras cariñosas para que me apartara pero nunca se enfadaba conmigo.

Emi me había enseñado a colarme por debajo de la barra, era su medida para ver si estaba ágil y no había engordado.
Ahora el "andador" no está, creo que lo han bajado a un lugar fuera de mi casa que llaman "trastero" pero yo no he estado allí. Lástima pues debe de estar lleno de cosas para jugar aunque no me atrevo a salir fuera de mis dominios.





Ahora Cuca casi no se mueve, está siempre sentada y lleva unos días que ni se la escucha, se queja, mueve las manos con dificultad, y está semidormida.

Que le ocurre me pregunto, dicen que padece una enfermedad llamada "esclerosis múltiple" y debe de ser muy mala pues cada vez se le nota un poco peor.
No se que hacer para que ella mejore, o sonría, me subiría encima de ella pero la veo insegura y casi no se atreve a tocarme.

Emi me toca, me soba, me da masajes, me tapa la cabeza con su mano, me amasa dice Cuca, y a mi todo lo que el hace me gusta mucho.
Es muy seguro a la hora de manejarme, no me importa que me alce, me lleve de un sitio para otro o incluso ponga la música fortísima y baile conmigo.

Hoy vino una chica muy guapa que se llama Leticia, es una doctora que le da masajes a Cuca. Le levanta las piernas, se las mueve, le mueve los brazos, le hace incorporarse, pero Cuca no puede. Se cansa, aunque agradece mucho todas la atenciones que la doctora le prodiga.

Dicen que es fisioterapeuta aunque yo no se que significa esa palabra.
Es la primera vez que oigo esa expresión, aunque ya asimilo la palabra con ejercicios, movimientos de las piernas, brazos, y atención precisa durante una hora.
Leticia es agradable, la tolero, incluso le dejo que me acaricie. Es una buena persona a quien le gustan los gatos.





Ya me he cansado de contaros cosas sobre mi vida como un gato, otro día más.


Yo mismo





 

miércoles, 25 de febrero de 2015

SALIR DE CASA


GATUFADAS.







Nunca salgo fuera de mi casa, no me atrae nada el exterior que diviso desde el mirador.
Me asustan los ruidos extraños que llegan a mis orejas y no doy a basto si me quiero enterar de todo.
Miles de sonidos mezclados, humanos que chillan, cosas que pasan raudas y que llaman coches, otras que meten mas ruido y son motocicletas, niños gritando, madres gritando mas, algo enorme que llaman camión de las basuras, y para que seguir.

El exterior me marea, el interior también marea cuando hay mas de tres personas hablando todas a la vez, menos mal que apagan la televisión o la radio y así puedo enterarme de los más mínimos detalles, de lo que se piensa y no se dice, de lo que se dice y no es verdad, de lo que se desea comentar y se calla.

Son divertidos estos humanos, a quien engañarán me pregunto yo, a mi no. Pero parece que entre ellos, rudimentarios seres que emiten ruidos variados para entenderse, si logran confundirse e incluso engañarse.

Conozco quien llega antes de que suene un ruido estridente que daña mis orejas. Es el timbre, y suena constantemente sobre todo por las mañanas.
Cuando Emi abre la puerta suenan voces que ya voy conociendo y que siempre traen paquetes que huelen francamente mal.
Llegan de muy lejos creo, y Emi se apresura a abrirlos para comprobar lo que hay dentro. A veces se sorprende, otras no, e incluso leo en su interior y veo que muestra su extrañeza cuando comprueba que ciertos objetos finalmente han llegado a casa.
No entiendo el motivo de acumular tantos objetos inútiles, más cuando ya no tiene sitio donde guardarlos, y busca desesperado la forma de hacer un sitio para colocar el nuevo objeto que ha llegado a sus manos.





Es peor cuando sale a la calle, y menos mal que sale pocas veces.
Cuando así es trae grandes bolsas que va vaciando lentamente y saca nuevos trastos que se afana en ubicar adecuadamente.
De todo esto nada me interesa salvo las bolsas. Me encanta jugar con ellas, rasgarlas con mis uñas, meterme dentro de ellas, comprobar lo mal que huelen.
Tras un rato de estar entretenido vuelvo a mi sitio de estar a gusto, tomar el sol, dormir y olvidarme de todo el barullo.






Mira que quiero a Emi, es lo que mas, ansío siempre estar encima de sus piernas, olerle, escuchar su voz, sentir su mano que me acaricia con suavidad, pero no le entiendo.

Salir fuera para que, me pregunto, y recibir paquetes de nadie sabe donde para que también.
No le basta con tenerme a mi, a Cuca, comer, dormir, acariciarme, charlar, dormirse también.
Pues parece que no, no le basta, sigue saliendo ahora casi todos los días y no me hace maldita la gracia.

Nos deja a Cuca y a mi solos, se despide eso si, me acaricia y me dice que viene pronto.
A ella le da un beso, así lo llaman, y desaparece saliendo por la puerta que da a un espacio que llaman portal.

Siempre estoy deseando que vuelva.



yo mismo.

YO MISMO

Londres.  (de compras)


Soy un gato, listo, tranquilo y casero, pero un gato que se entera de todo lo que le rodea.
Como todos los gatos, parece que vivimos en un mundo aparte del vuestro, humanos, pero no es así.

Todo lo que hacéis, vuestros disparates, errores, pensamientos, y formas de vida nos afecta a nosotros, los gatos, pero no podemos hacer nada por evitarlo.

Ya me he cansado de estar callado, vivir una vida cómoda al lado de Cuca y Emi, desde hoy voy a verter opiniones de un gato que ve y siente la vida como tal.

Toda clase de sonidos llegan a mis orejas, la música fortísima que pone Emi, la tele que mira Cuca, las películas que ella o el se ponen en el pc., y todos los sonidos de la calle que llegan hasta donde descanso.

Ayer me enteraba de lo que transmitían por la tele, un debate dicen del estado de la Nación, España, la llaman y se sienten orgullosos como niños discutiendo entre ellos, diciendo siempre lo mismo, repitiendo una y otra vez lo que han hecho y van a hacer, luego van otros y remarcan que todo eso es mentira, no han hecho nada, no han cumplido ninguna de sus promesas y vuelta a empezar.

Estos humanos pasan el rato hablando y hablando, y no se fijan en lo que es importante para cualquier ser vivo.
Buscar alimento, tomar el sol, dormir, estirarse adecuadamente, dar alguna carrera, tumbarse otra vez al sol, y dormir plácidamente encima de un sillón o sobre las piernas del ser que amamos, en mi caso encima de Emi.

Yo soy feliz, ellos no lo son o al menos no lo parecen. Siempre parecen enfadados, y no me gusta.

Aquí en mi casa se respira tranquilidad, aunque no siempre, pues hay veces que Emi o Cuca sufren porque dicen están enfermos.
Y desde luego ella lo está. Se mueve poco, siempre está sentada en una silla metálica con ruedas.


Londres


Yo trato de moverla, engancho mis uñas en las ruedas que son de goma, y tiro con fuerza para mover su silla. Me gustaría hacerlo, moverla, llevarla de un sitio para otro, que no esté siempre quieta en la misma posición mirando una pantalla que forma parte de su pc., y nada solo puedo desplazarla un poco. Además cuando lo hago me riñen, no siempre, pero me dicen quieto, no seas malo.

Lo que mas me gusta es subirme en la piernas de Emi, que me acaricie, dormirme sin pensar en nada, y cuando el no está bien dispuesto me echo sobre el suelo y le provoco para que juegue conmigo.
Se ríe, me mueve, pone su pie o su mano sobre mi y me rasca.

Siempre feliz y juguetón, ese soy yo.


yo mismo.