lunes, 17 de agosto de 2015

RECUERDOS DE UN GATO





Soy un gato, me llaman Gatufo y no se el motivo. Nosotros no ponemos nombres a nada pues cada cosa tiene su esencia única e irrepetible.
No soy un gato común, puedo contaros cosas e incluso recordar mi vida y es justo lo que voy hacer ahora y aunque no sea yo exactamente quien lo hace, es emiliano, para el caso es lo mísmo pues voy poniendo en su coco lo que deseo decir.
Nací en Madrid, hacia el mes de Diciembre de 2010, pero no lo tengo claro pues casi no recuerdo nada de ese momento. Era muy pequeño y no habían pasado dos meses cuando fui abandonado en un espacio muy grande lleno de árboles que se llama “Casa de Campo”, había miles de gatos y perros abandonados, de todas la edades y tamaños, muchos de ellos estaban enfermos y muy tristes pues no entendían por qué les habían llevado a ese lugar y ya nunca veían a sus seres queridos.Se morían muchos, de hambre, de frio y de tristeza.
Yo casi me muero también, era muy chiquitín y tenía mucho miedo de toda aquella informe manada de desventurados. Luego me enteré de que estábamos en plena “crisis” que no se muy bien lo que es aunque si se las consecuencias que tiene esa cosa.
Una de las consecuencias es que los gatos, perros y otras especies salen de las casas de los humanos porque estos no pueden, o no tienen humor, para mantenerlos.
Como decía casi me muero, de hambre y sobre todo de frio.
Tiritaba, aún encogido no encontraba forma de entrar en calor, así que me subí a un árbol y empecé a maullar, lo mas fuerte que podía aunque me di cuenta que enseguida me iban a faltar las fuerzas para seguir haciéndolo mucho rato.
No hizo falta, pasó por allí un humano y sobresaltado por mi maullidos miró hacia lo alto y me vio encaramado a una rama.
Menos mal que no era muy alta, mis fuerzas no daban para más, así que con facilidad me agarró, me acarició y sentí mucho calor.
Enseguida me encontré en otro lugar cerrado y cálido, dentro de un recinto mas pequeño todavía que llaman caja. Había un tejido suave, agradable que me daba calor, y así pude descansar y comer durante no se cuanto. Los gatos no tenemos tiempo, eso no existe para nosotros. Nunca tenemos prisa para nada, procuramos dormir y comer siempre que nos apetece y si estamos despiertos disfrutar, cazar y jugar. Siempre estamos dispuestos a pasarlo bien y aun teniendo memoria vivimos el momento presente de forma intensa.
No se como pero tenía algo muy rico para comer y también agua para beber, que bien se estaba allí. Me sentía feliz, un sitio cálido y afecto a mi alrededor.
Por poco rato, no habían pasado dos días y volví a sentirme cogido, movido y trasladado a otro sitio nuevo que me pareció mas agradable todavía.
No había tanto ruido, los dos humanos que me habían llevado allí tardaron poco en marcharse y me quedé solo, ningún otro gato o perro cercano, pero con dos humanos con un olor sumamente agradable que me tranquilizó al momento.
Como es lógico enseguida empecé a recorrer el nuevo sitio que iba a ser mi hogar, si ahora si, ya no iba a ser trasladado o abandonado nunca más.
Los nuevos bichos gran-dotes, humanos, me demostraban mucho cariño y atención, me cogían, me dedicaban sonidos que no entendía, y me pusieron nuevamente una comida muy rica y toda el agua que quería.
Acabé subido en un sitio grande, mullido, muy parecido en el olor y tacto a lo que había en la caja. No tuve ningún reparo en mear allí, cosa que luego comprobé al humano que llaman emiliano no le gustó nada. Me riñó y yo no sabía el motivo.
Me llevó a otra caja llena de arena y me indicó que ese era el sitio para mear y otras funciones. Genial así podía esconder todos mis restos y no dejar pistas u olores a ningún otro bicho que apareciera por allí. 
Al otro humano le llaman cuca, tampoco se el motivo, y es igualmente de afectivo y cariñoso conmigo. Aunque cuca no me pone comida, ni se agacha a cogerme, y de momento me acaricia poco. Se le nota que no tiene costumbre de tratar con gatos, pero ya ira cambiando.
Con cuca ocurre algo diferente a con emiliano, da la sensación de que ella no está bien del todo, es lenta muy lenta, se pasa mucho rato sentada y es el quien al igual que hace conmigo la cuida, le trae comida y le presta ayuda cuando cuca no puede levantarse por si sola. Dicen cosas que yo de momento no acabo de entender, pero es cuestión de tiempo y paciencia con ellos.
Son unos bichos grandes y algo mas raros que algunos otros que aparecen, nadie sabe de donde, de repente en el lugar que llaman casa.

Hago memoria y recuerdo bien mi primer día con cuca y emiliano, fue feliz, el comienzo de una buena amistad que de momento dura.
Ya seguiré mas adelante, pues me fijo en todo, escucho todo lo que dicen y me voy enterando de muchísimas cosas de las que suceden a mi alrededor.


el Gatufo.

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